Hombrecito mío

Debo escribir, necesito escribir pronto, algo para ti que en mi corazón como que has muerto, porque te ha llorado cual viuda enamorada.
Profundo, demasiado profundo has cavado mi alma... y lloran mis ojos cual inmenso aguacero en las tardes de Santiago.
¿Qué harás esta tarde con tu noble alma? ¿Sabes? Yo te imagino llorando porque extrañas demasiado a mamá, yo te imagino impaciente, y lágrimas llenas en tus pequeños ojos. Yo imagino que tienes hambre maternal, yo imagino tantas cosas... Y al ritmo de ello, yo con el corazón roto, yo muriendo poco a poco... ¡ojalá no hubiera tenido corazón!

No puede ser, me estoy muriendo de ti... pequeño mío. No puede ser que estés solo, sin la noción constante del "ya volverá".
Y terriblemente te extraño, terriblemente estoy herido en el pecho...
Y mientras te veo llorar, te digo: no llores pequeño amor, no llores mi niño...
Que si ahí está Dios, yo le ruego que te cuide... pero esta herida, profunda, criminal, aún palpita como dos corazones juntos: tú y yo.

Y es que te extraño demasiado... y es que también, hoy estoy velándome...
Te extraño tanto, perdidamente, mi Bismark...