jueves, 7 de julio de 2016

Una tarde en clases sin ti




En vano he desvelado imaginando que volverás. He dado vueltas en la cama tratando de determinar ¡qué parte de mí te has llevado! Al parecer como blanda emoción te has plantado en mi vida. Te has impregnado como el primer beso de un enamorado. Al parecer desde hoy no existirá el consuelo, no me asaltará la enorme dicha de tenerte en mi vera. ¿Física? No me interesa la física. De que le sirve al hombre apasionarse por las ciencias, si el eco del dolor lo embarga de rutina en rutina. Por eso estos días; se ha pintado, mi ánima, con el negro pesar de la melancolía. Es muy tarde y me quedo quieto, cavilando, en el destino incierto, como una enfermedad. El frío titilante está contagiándome su aliento gélido, y mi espíritu vaga perdidamente en la magia de tus recuerdos.

Afuera hay bulla, y mi corazón se emociona; estoy apaciguando mis sentimientos más sinceros. Pero, algo se desordena en mi silencioso pecho, algo anda mal, y eso es un prejuicio grave.
Hay una ansiedad de grandeza, pero yo no quiero ser grande; sólo quiero tener mi hogar, un aliento cada mañana, un buen poema en mi cuaderno, una suave pena para cavilar en ella, un desdén para apreciar la alegría… Sólo quiero vivir… Porque percibo que la muerte vive de la vida, y la vida sólo vive de ella, de la misma vida (perdón por la redundancia). No sé por qué escribo todo esto: Tal vez haya alguien que me espera en casa, tal vez haya algo bueno en la tele más de noche, tal vez la vida sea más dura; pero siempre será bueno: ¡vivir con alguien en el corazón!
Me encanta llenar las albas hojas con lo tácito de mis sentimientos, pero siento que las palabras fallecen, y siento como una bola de aire taciturno se agrupa en mi pecho, y quien sabe, estoy a punto de llorar. Tal vez la gente no entienda esto. Sé que para ser un gran escritor me falta mucho, pero no pretendo convertirme en un famoso, sólo quiero deshacerme de esta emoción vaga, tétrica, ingrata, desolada, misteriosa… Sólo quiero encontrar el génesis del olvido, del arte de olvidar. Hace muchos días que ya no escribo, hace días que ando desordenado, pero hay noches más crueles, que son tan negras como el infierno de la decepción. Siento ganas de huir, ganas de viajar por el mundo, ganas de olvidar… Sé que la soledad es dolorosa, sé que el perdón yace como olvidado, sé que el dolor no mata y también sé que el dolor hace más humanos.
Y no quiero excusarme, sólo asumir la realidad, sólo animar a mi ¡ánimo! Desde hace rato me ha entrado un dolor innumerable en el alma; hace días que pretendo saltar de mis años para atrás, hace días que mi corazón parece no tener cura y me siento sumido en el más penetrante desamor. Alguien saca cuentas en la pizarra, pero se olvida de sumar mis suspiros, de restar mi amor multiplicado, de pasar todo lo negativo al segundo miembro y hacerlos positivos. Sólo son penas exageradas. Sólo es mi preocupación por el destino. Eso es todo.

Colaboración de Maelruva
Perú

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